El salto base es un deporte desconocido para muchos.
Su origen recae en el paracaidismo, pero su ejecución es diferente.
Consiste en saltar al vacío desde objetos fijos, sin velocidad inicial, para aterrizar mediante el uso del paracaídas, un hecho que viene delimitado en su propio nombre.
BASE hace alusión a las cuatro categorías de objetos desde donde se puede saltar: 'Building' (Edificio), 'Antenna' (Antena, grúas...), 'Span' (Puente) y 'Earth' (Tierra, acantilados...).
Quien tiene la osadía de practicarlo (y la pericia de sobrevivir), se termina enganchando y buscando cada vez más y más riesgo, el subidón de adrenalina extremo que experimentan durante esos breves momentos de caída libre, merece el riesgo.
Según ellos (te puedo asegurar que a mi no se me ocurrirá comprobarlo), experimentan una sensación de libertad inigualable, un éxtasis que abruma todos los sentidos.
Y claro, después de eso, tomarse un café con una amiga o el chico que te gusta, no sabe a nada.
Es lo que tiene la sobre estimulación.
Y así es también cómo funciona el marketing digital de hoy en día, recurriendo a una cantidad desbordante de estímulos y tácticas psicológicas diseñadas para llamar nuestra atención, o generar acción.
Las neurociencias nos han mostrado que nuestro cerebro responde a los estímulos de maneras sorprendentes. La dopamina, conocida como la "hormona de la recompensa", se libera cuando estamos emocionados, motivados, y especialmente cuando algo supera nuestras expectativas.
El marketing moderno, consciente de este hecho, ha ideado innumerables formas de estimular la liberación de dopamina en nuestros cerebros, manteniéndonos enganchados y ansiando más.
Pero aquí es donde entra en juego la desensibilización.
Si constantemente llevamos a la gente a esa "caída libre" de la dopamina a través de la super estimulación, como sucede con el salto BASE, los estímulos que se repiten incesantemente, se vuelven normales, ya no tienen el mismo impacto, ya no son tan atractivos.
Remitiéndonos a la sabiduría popular: “Lo poco gusta, lo mucho cansa”.
El caso es, que los anuncios llamativos, las ofertas que flipas y los reclamos de ventas agresivos, pueden desensibilizarnos hasta el punto de que dejen de surtir ningún efecto, y sea necesario ir in crescendo en el nivel de intensidad, hasta que llega un punto que es del todo insostenible
En psicología, este fenómeno se conoce como habituación, un proceso en el que una respuesta a un estímulo particular disminuye después de la exposición repetida.
Así, cuanto más ruido hace el marketing, más difícil es que destaque entre la multitud.
Se convierte en más de lo mismo.
Por eso, en lugar de buscar constantemente la próxima gran caída, quizás es mejor idea decantarnos por un enfoque más equilibrado del marketing, uno que ponga menos énfasis en la sobre estimulación y más en la autenticidad y la conexión humana.
Cambiar de un ángulo superficial a uno más profundo, que se base en una comprensión genuina de las necesidades y deseos de las personas a las que ayudamos con nuestros productos y servicios, y en un deseo genuino de ayudarles a resolver sus necesidades.
En lugar de plantear el marketing modo salto BASE, lleno de adrenalina pero efímero, quizás tiene más sentido aspirar a ser más como un café tranquilo con un amigo, algo que puede no tener el mismo estallido inmediato de emoción, pero que a la larga puede ser más satisfactorio y significativo.
Porque como en la vida misma, las relaciones que se construyen de forma auténtica basándose en crear conexiones reales y genuinas, tiene el potencial de impactar en los otros de una manera que la sobre estimulación y las estrategias ruidosas, simplemente no se lo pueden ni plantear.
Somos humanos, todos funcionamos igual, huímos de lo superficial, artificial y perfecto, y conectamos con lo auténtico, natural e imperfecto, es lo que nos genera confianza y empatía.
Otra cosa ya es la dificultad de atreverse a ser auténtico, natural e imperfecto.
Cómo psicólogo cada día pides a tus futuros pacientes que asuman un gran riesgo: apostar por ti para confiar sus luchas internas, abrirte las puertas de su psique y de su alma.
Y cada día, en las sesiones con tus pacientes, les pides que salten al vacío dejando sus miedos a un lado, compartiendo contigo pensamientos, recuerdos, sentimientos, que preferirían olvidar, porque es lo que necesitas para ayudarles a avanzar hacía la libertad.
Ser auténtico, natural e imperfecto es justo lo que puede generar ese clima y contexto, que haga que el camino que les pides recorrer parezca más seguro y esperanzador.
Mar.
PD: Si te parece que puede ser buena idea dejar de intentar hacer salto base para tratar de conectar con quien necesita tu ayuda, y cambiarlo por un camino más sereno pero profundo, aquí nos tienes.